Con la fusión de varias empresas en 1942 se fundó la firma LÍNEAS DELTA ARGENTINO.
Primeramente los miembros del directorio de la compañía fueron: THEODOR, BUIATTI y SCARAMPI, de la empresa El Rápido (cubrían la ruta del Carabelas); EGEA HNOS (con ruta Campana); GÁNDOLA (con lanchas Independencia al arroyo Ceibo y Merlo); Victorio LÓPEZ (con su Carrera del Luján).
A través de los años la empresa sufrió variantes en la composición de su directorio. A fines de la década de los 40 estaba formada por BUIATTI, GÁNDOLA y cuatro empleados de la misma firma, entre ellos Ferdinando MARTÍN y Américo BAGATÍN, ambos en la empresa desde muy jóvenes trabajando como marineros. Son ellos los propietarios actuales, delegando gran parte de las actividades a sus hijos.
Ubicado en Bartolomé Mitre 4 se encuentra una de esas antiguas casas, de las que quedan en el lugar, con frente a la calle y puertas de madera de doble hoja, muy altas, rematadas por una banderola. Seguramente tuvo a lo largo de su historia otras funciones: casa de familia, conventillo o quizás “piringundín”. Pero hoy en su interior alberga el taller de LÍNEAS DELTA ARGENTINO. Sus viejos pisos de madera sostienen el peso de motores desarmados, latas de combustible, ejes prolijamente colgados en la pared y un viejo torno que es la pieza central del lugar.
Allí el amo es Américo BAGATÍN. Delgado, ligeramente encorvado, nariz afilada y ojos celestes. Américo es uno de los pocos personajes que aún queda de aquella generación de emprendedores incorruptibles, cuya vocación es el orgullo de su propio trabajo. Comenzó muy joven tripulando lanchas como marinero. Hoy, con la misma pasión, comanda una flota de herramientas que solo presta con la inviolable consigna de la devolución.
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